«La norma de la izquierda cultural es puño de hierro y mandíbula de cristal»

Entrevista por Jesús Fernández Úbeda para Zenda, 25 de abril de 2021.

El primer tipo que adaptó a un idioma occidental el término “tabú” —tapu en Fiji, tabu en Tonga y kapu en Hawái— fue James Cook. En una anotación de su diario del día 15 de julio de 1777, el marino y explorador inglés escribió: “Cuando la cena llegó a la mesa, ninguno de mis invitados quiso sentarse a tomar un bocado de lo que había allí. Cada uno era ‘tabú’, una palabra fácil de entender, que en general significa ‘prohibido’”. Posteriormente, Wilhelm Wundt ofreció una definición más precisa e interesante. El etnólogo alemán afirmó que es tabú una persona, lugar, objeto o acto “en el que santidad e impureza no están todavía diferenciados”. Hay tabúes que cohesionan y otros que dividen y, tal y como cuenta Juan Soto Ivars (Águilas, 1985) a Zenda, “ahora estamos en una sociedad polarizada ideológicamente, multicultural e interseccional” y, por tanto, “cada vez son más los tabúes concretos de las tribus”.

Escritor, columnista en El Confidencial y El Periódico y colaborador en varios programas de radio y televisión, acaba de publicar La casa del ahorcado (Debate, 2021), un ensayo solidísimo, cargado de datos, historia, crítica y humor en el que alerta sobre los identitarismos contemporáneos, esas tribus integristas que anhelan dominar la comunidad y que podrían venir “a castigarnos como a niños que juegan a decir palabrotas en una estación de tren abandonada”. “Es la mayor —continúa el autor— amenaza contra la sociedad abierta que se ha visto en las últimas décadas”.

Con la excusa del lanzamiento de La casa del ahorcado, conversamos con Soto Ivars en la Plaza de las Comendadoras.

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